Polinovios
(Free, Amigovios, Ligues)
Dra. Patricia M. Peña Ruiz
Becaria: Hayet Hage
Introducción
Realizamos este trabajo porque en las mujeres se ha dado un cambio sustantivo en sus relaciones de pareja. Han decidido tener varios ‘novios’, sin reclamos emocionales, “sin hacer dramas”, buscando el goce de una relación sexual libre de las ataduras ancestrales.
Para apreciar la importancia cuantitativa y cualitativa de esta tendencia realizamos diversas entrevistas (aproximadamente 100) a estudiantes de nuestra universidad, mujeres y hombres. De los cuales aproximadamente el 5% de las mujeres expresó tener una relación con dos hombres. Un 50% (de ambos géneros, y que no están dentro de la tendencia) señaló conocer entre dos o tres mujeres que están en una relación “Free”. Cabe aclarar que por la información obtenida los términos Free y Polinovios designan la misma tendencia, si bien una mujer de las entrevistadas nos señaló que había una diferencia en cuanto al compromiso, ya que en una relación de polinovios sí existe un compromiso con las parejas (en el sentido de enterarlos de la existencia de otra persona, de establecer un acuerdo mutuo), a diferencia de una relación Free o abierta: “Yo estoy de acuerdo en tener una relación con varios mientras ambas partes estén de acuerdo. Es algo de esta época”.
Podemos señalar entonces que es a partir de este trabajo como nos percatamos de que en la actualidad han surgido diferentes tipos de relaciones con diversos niveles de compromiso. También como resultado del trabajo, y como lo reflejamos en el título, la nomenclatura es múltiple a este respecto.
Como complemento de estos datos cuantitativos se realizó una encuesta en diversas redes sociales (Facebook, Twitter e Instagram). Por las respuestas obtenidas (de aproximadamente 100 mujeres, en un rango de edad entre los 21 y 31 años) vemos que la mayoría expresó estar de acuerdo con las relaciones abiertas. Esto nos muestra la trascendencia de este cambio social.
Ilustración: Dulce María Morales Cortés. Diseño Gráfico 2° semestre.
Qué origina la tendencia:
a.Lo emocional
Entre los factores más importantes señalados por las mujeres que han decidido tener varias parejas, no debe sorprendernos que quieren tener los mismos derechos que los hombres: “¿Si ellos siempre lo han hecho, por qué nosotras no?” También argumentan que piensan de esta forma porque poseen una mente abierta que les posibilita hacer caso omiso de las críticas de los demás, “del que dirán”. A lo que hay que añadir el hecho de que este tipo de relaciones las hace sentir más independientes para realizar otras metas que no sean únicamente casarse y tener hijos.
Otra razón señalada es porque una relación con varias parejas les posibilita conocerse a sí mismas. Y aquí resulta interesante que sea un hombre el que comparta la decisión de estas mujeres argumentando que “lo hacen porque ya no quieren salir lastimadas de una relación, buscando en las relaciones efímeras que no las hieran más”.
Como vemos, en esta tendencia están operando aspectos emocionales profundos.
b. Lo Sociocultural reflejado en el Diseño
Como complemento de los factores afectivos personales, examinamos como generadores de estos cambios los aspectos socioculturales determinados por la tecnología y especialmente por los medios de comunicación que son los que, en nuestra opinión, han condicionado en este grupo de edad un individualismo significativo. Además, han condicionado la consideración de las personas como objetos, así lo señala una informante: “Pienso que la tecnología, las aplicaciones de hoy en día como Tinder, Bumble, etc. que con un solo click puedes aceptar o rechazar una persona, la manera en la que se manejan los contratos, como por ejemplo de los coches, te cambian un coche cada año, ya nada es de nadie y todo esto nos ha llevado a pensar que los objetos duran poco y son desechables, tampoco los hombres y en general las personas, ya no buscamos tener algo para siempre, todo lo vemos temporal y fácil.”
Se trata de transformaciones que han generado la producción de películas, series, canciones, aplicaciones, inclusive muebles, como lo veremos con los siguientes ejemplos:
- Las series, entre las más conocidas que invitan al goce de una sexualidad libre tenemos: 12 corazones, Enamorándonos, Next, Acapulco Shore, Are you the One?
- Películas: No Strings Attached, Amigos con beneficios, Muy parecido al amor, Amor y otras adicciones, entre otras.
- Canciones:
Cabe aclarar que incluimos el impacto que esta tendencia ha tenido en el diseño de los muebles, porque un rasgo esencial en la personalidad de estas mujeres es que son independientes y optan por vivir solas, eligiendo espacios muy reducidos: “No me gusta que me absorban, para poder seguir siendo yo con mi tiempo y mi espacio, y que así me amen siempre”.
Como ejemplo tenemos una mesa y una cafetera que son específicas para un uso personal, dado que ya no se piensa en un espacio para una cantidad mayor de personas, tal vez un acompañante:
c. El deseo erótico
Por la información recabada consideramos importante incluir este rubro como otro factor incidente en la tendencia. El testimonio de varias mujeres se expresa de esta forma: “Lo que espero de una relación es que me haga sentir magia, que nos aventuremos mucho y que hagamos cosas fuera de lo común”. Para apreciar el impacto del diseño en este terreno, nos asesoramos con el diseñador industrial Andrés Amaya (profesor de la Universidad Iberoamericana), quien es de los escasos diseñadores en México que se ha especializado en los muebles eróticos. Andrés considera que la sexualidad tiene que verse como algo natural, y que el hogar debe contar con muebles muy bonitos para el disfrute del placer. Al enterarlo de nuestra tendencia y de las características de esta nueva mujer, nos mostró su diseño de una silla que expresa precisamente el erotismo de la mujer, “porque es ella quien tiene el control de su placer”. Se trata de la silla que denominó ‘Adela’, en la cual la posición de la mujer es recostada abajo y el hombre encima para facilitar un acto sexual oral. Esta silla se diseñó en varios colores: el dorado es la representación femenina, y el negro con rojo la masculina.
Andrés ha expuesto esta silla en varios museos y galerías internacionales (Nueva York e Italia) y en México (en el Museo de Arte Moderno, el Palacio de Iturbide, el museo Tamayo, entre otros).
Todos estos muebles son realizados de manera artesanal, en su taller ubicado en Coyoacán, donde también tiene una galería para su exhibición.
Según Andrés, la silla ‘Adela’ es el mueble más demandado por las mujeres, pero quienes realizan la compra son los hombres. De aquí su comentario de que el problema es que se sigue condicionando a la mujer como objeto.
Las mujeres con varios novios y las mujeres con sólo uno
Ante esas situaciones, podemos contrastar actitudes contrarias en las que una mujer quiere tener un solo hombre, novio. Esta se inscribe en una tradición heterosexual perfectamente aceptada, social y religiosamente. Lo anterior debido a que se argumenta que se trata de lo natural que tiene por objeto fundamental la continuidad de la especie, pero el problema es que con el deseo de ser la única mujer para ese hombre, se busca afianzarlo y se acude a prácticas sustentadas en la ignorancia y el fanatismo. Una de estas prácticas es la estrategia de la magia amorosa con la pretensión de retener a su pareja (también lo hicieron los hombres pero en mucha menor proporción). Una especialista en este tema es la etno-historiadora Noemí Quezada quien señala que las mujeres desde tiempos remotos –desde las mexicas en el mundo prehispánico hasta las mujeres de finales del siglo XX-, la regla social es que les fue negada la expresión del deseo, siendo privilegio del hombre -hecho que se muestra en la norma de petición de matrimonio que tiene un origen masculino. De aquí que para esta investigadora una de las alternativas a la que pudieron recurrir estas mujeres fue la magia amorosa. Cabe señalar que entre los recursos simbólicos más utilizados es el colibrí, denominado el “pájaro del amor”, que portaban y siguen portando como amuleto para asegurar el amor de la persona amada -atraer y retener al ser amado- (p.110).
Noemí Quezada constató el uso del colibrí hasta la década de los setentas del siglo pasado, y nosotras para este trabajo pudimos obtener información de las entrevistas con una profesora universitaria, sobre la importancia que en la actualidad sigue teniendo la magia amorosa como estrategia para mejorar las relaciones con la pareja: “Una maestra me pidió que le trajera de Oaxaca un colibrí, pero como alebrije porque no quería tenerlo disecado”.
Actualmente el colibrí se puede adquirir en los mercados con los yerberos, y lo preparan de manera muy meticulosa, después de disecarlo se le viste y adorna a petición, para simbolizar al hombre amado. Generalmente se le envuelve en un pañuelo rojo y poder portarlo como amuleto.
Como lo interpreta Noemí Quezada, pareciera que para estas mujeres de diversas épocas históricas la magia sexual ha sido uno de los caminos de la libertad, cuando en realidad la importancia que ellas han tenido como clientes o como origen de estas prácticas mágicas, se explica por la represión que pesa sobre ellas (pp. 109-110).
Como lo podemos constatar, el contraste es enorme con las mujeres que han decidido tener varias parejas, y esta represión es lo que menos nos muestran. De aquí que resulte tan obvio que cuando les preguntamos sobre si recurrían a la magia amorosa, sin excepción todas negaron el uso de este recurso, inclusive la pregunta les pareció muy graciosa. También se les preguntó si habían utilizado el colibrí o ‘pájaro del amor’ para mantener al ser amado. Respondieron con un rotundo no: “yo jamás utilizaría ningún tipo de magia o brujería para atraer a alguien y menos con animales.” “No!!!nunca!!!¿Cómo utilizarías un animal muerto para atraer a alguien?, eso es muy cruel”. “Creo que es mucho una creencia de nuestros ancestros, pero nosotras apenas si aceptamos matar animales para comerlos, mucho menos para hacer este tipo de cosas tan feas”.
A manera de conclusiones
Pensamos que se destacan los aspectos positivos de las mujeres con varios novios, en tanto que el objetivo central de ellas es tener los mismos derechos que los hombres, y en ello están tratando de buscar su identidad. No obstante, y de manera general, se puede observar un problema como es el hecho de que en esta lucha por la igualdad no se cuestionen los aspectos negativos de la conducta de los hombres, el ver al otro como objeto y no como persona.
En cuanto al reclamo que hacen del goce de su sexualidad en torno al erotismo, cuando éste se presenta como un hecho prioritario en la relación con las parejas, de fondo están encubriendo los afectos que sienten por el otro. Aunado a la influencia de la tecnología, estamos tendiendo a objetivizar a las personas, y esto es un hecho social y cultural muy arraigado, sobre todo en las personas que están más apegadas a la tecnología. En Polinovios, de manera muy general, se tiende, de manera creciente, a desafectivizar las relaciones de pareja.
En cuanto a la magia amorosa, vemos que estas nuevas mujeres al elegir tener varias parejas, novios, están luchando por su empoderamiento y no necesitan recurrir a ninguna estrategia mágica. Misma que es profundamente rechazada porque también poseen una gran conciencia ecológica y tratan de erradicar la crueldad ejercida contra los animales. Se trata de nuevas identidades pero también de nuevas tendencias.
Estamos ante una tendencia de gran complejidad, porque como lo hemos visto a grandes rasgos, en ella están interactuando factores de diverso tipo, de aquí que no nos resulta nada fácil pronosticar sus alcances y las consecuencias de todo tipo.
Referencias
Quezada, Noemí. Amor y Magia Amorosa entre los Aztecas. Universidad Nacional Autónoma de México. México, 1984
Encuestas y Entrevistas realizadas por Patricia Peña Ruiz y Hayet Hage.
Agradecimientos:
Dra. Regina Wohlmuth. Psicoanalista
D.I. Andrés Amaya.
Dra. Gloria Prado Garduño. Departamento de Letras. Universidad Iberoamericana.
Ana Sofía García Robles. Fotografía.
Dulce María Morales Cortés (estudiante de diseño gráfico). Dibujo de la Portada.
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